Por: Oswaldo Alfredo Asprilla Arboleda
Los derechos humanos pueden ser entendidos, como los 30
motivos que tiene la humanidad para dignificar al ser humano como tal,
brindándole al mismo tiempo una gran proporción de vida plena en convivencia y
armonía; tanto con sí mismo, como también con los demás y su entorno. Por eso
una defensa activa de los derechos humanos no solo garantiza que se puedan
cumplir, sino que, al mismo tiempo, estos sean reconocidos como un amplio logro
de la humanidad; por ofrecerles un valor
sobredimensionado a los individuos, a su entorno y sus actividades.
En muchas partes hablar de derechos humanos puede
convertirse en ocasiones como una amenaza a un orden social totalmente establecido,
puesto que mucho de los artículos estipulados en la Declaración Universal de
los Derechos Humanos, pueden en circunstancias chocar con toda una estructura
de poder, la cual basa sus políticas en el dominio, el temor y la tortura.
Tal es el caso de muchos sindicalistas colombianos, que
por el simple hecho de defender sus posturas ideológicas y de vida social digna, fueron ampliamente borrados del mapa. Dando
por entendido que el derecho a la protesta, a la sindicalización y sobre todo
al empleo decoroso; no es ni siquiera una condición dada para los trabajadores
colombianos. Es por eso, que recurrentemente Colombia es una de las naciones a
nivel mundial donde el trabajador es ampliamente azotado por un orden financiero
poderoso, el cual no valora su esfuerzo e importancia en el crecimiento social
y económico del país. Situación que ha provocado múltiple sanciones internacionales por la violación al
derecho de asociación y libertad sindical.
Por eso se nota en las calles de muchas
de las ciudades colombiana el inconformismo por la situación laboral por parte
de cada uno de los trabajadores colombianos; se ve el alto número de personas
sumergidas en la informalidad laboral y el creciente número de compatriotas
buscando nuevas oportunidades de vida y
de empleo en el exterior, solo porque Colombia no brinda las garantías necesarias
para que cada uno de sus coterráneos se
pueda sentir conforme con lo que puede
producir, ganar y sobre todo destacar de su trabajo o empleo.
Ahora, la Declaración Universal de los
Derechos Humanos es clara cuando afirma que:
“El Estado es el responsable
de respetar, garantizar y promover el
ejercicio de los derechos humanos. Respetarlos significa no interferir con áreas específicas de la vida
individual; garantizarlos implica adoptar
las medidas necesarias para lograr su
satisfacción en la población, y asegurar la prestación de determinados servicios”
Entonces la pregunta del millón es,
¿Dónde está el estado cuando suceden hechos los cuales van en contravía de los
derechos humanos y de la dignidad de los individuos? Hechos tan graves que no
solo denotan una deficiencia estatal, sino que dan vergüenza, por la forma como
ocurren.
Dado el caso que en muchas ciudades del
país, hay desplazados por la violencia; dichos desplazados los cuales tenían
una vida y una cultura totalmente establecidas en sus lugares de origen y los cuales al llegar a la gran selva de
cemento (ósea, las grandes ciudades) prácticamente son borrados de la memoria
colectiva ciudadana y pasan solo a convertirse en un gran elemento de
visualización de lo mal que está organizada la sociedad colombiana.
O donde está el estado, cuando muchos de
los niños de su territorio están siendo maltratados, violados, explotados, etc.
¿Qué pasa con este sujeto el cual se dice que es el futuro de toda una nación?
O ¿Qué pasa cuando a este mismo niño y/o adolescente se le cierra las
oportunidades de ingresar al sistema educativo? Por cosas como estas, Colombia
como nación se está acostumbrando a ver todas las manifestaciones de los fenómenos
sociales en los niños y adolescentes. Es ampliamente alarmante la situación de
esta población en la nación, niños que no estudian, pero si matan, roban,
beben, fuman y hacen otras cosas más y ¿El estado y los derechos humanos qué?
¿Se perdieron?
Por eso es que los derechos humanos, no
solo son una declaración como su nombre lo dice; además son, el compromiso de
los países adscriptos a la ONU por garantizar la convivencia equilibrada de los
ciudadanos de dichos países y Colombia es uno de ellos. Ósea ¿Qué por qué no lo
cumple? ¡Ese debe de ser el análisis!
Por eso para garantizar la convivencia
en una nación en particular Colombia, se debe de concientizar a la clase
política dirigente para que sea capaz de aplicar políticas, que permitan
resaltar los derechos de cada uno de los colombianos; como además concientizar
a la población colombiana para que sea critica y sobre todo vigilante a lo que
se merece simplemente por ser merecedora de unos derechos ganados por meritos propios
de la humanidad.